Muchas personas acuden a consulta buscando cambiar o mejorar algunos hábitos y con el objetivo de perder peso. Pero, ¿es el peso un buen indicador del cambio de hábitos? La respuesta es clara: no.

El trabajo hacia el cambio de hábitos.

Cuando trabajamos un cambio de hábitos que buscamos que sea duradero a largo plazo, el peso no debe tomarse como única forma de valorar los progresos. Puede jugarnos una mala pasada y llegar a ser motivo de abandono del cambio. Un cambio de hábitos es algo progresivo. Debemos llevarlo a cabo poco a poco para que se integre en nuestra rutina y que sea sostenible a largo plato. Esto hace que choque en muchas ocasiones con el deseo de ver un cambio o resultado rápido en el peso.

Las dietas que la mayoría de las personas ha hecho a lo largo de su vida prometen cambios rápidos en el peso. Este suele ser el aliciente para seguir la dieta. Sin embargo, no nos ayudan a cambiar de hábitos. Las imposiciones de las dietas suelen ser normas rígidas, restrictivas, poco sostenibles a largo plazo y en ocasiones incluso poco saludables. La única función que cumplen es la de bajar el número de la báscula. Pero este peso perdido, en estos casos, en la mayoría de las ocasiones conlleva pérdida de masa muscular. Además, acarrea una alta probabilidad de recuperar el peso y empeorar la composición corporal en el futuro.

El peso.

El peso, además, puede variar en poco tiempo por diversos motivos: si hemos bebido más o menos agua, si hemos ido o no al baño, el metabolismo individual, etc. O por cambios en el ciclo menstrual en el caso de la mujer, etc. Por eso, pesarse a diario o de forma muy frecuente y guiarnos solo por un dato no nos reporta ninguna información útil ni es un indicador del cambio de hábitos. Cuando hacemos un cambio de hábitos, con pautas orientadas a mejorar la alimentación de forma progresiva y lograr que sea sostenible a largo plazo, los cambios en el peso no se producen como en una dieta de pérdida de peso y esas expectativas pueden llevar a la persona a la desmotivación. Al no ver los mismos resultados puede hacer que pensemos que lo que hacemos no sirve y abandonemos el camino.

Por ello en consulta trabajamos el valorar otros cambios que acompañen al peso y que nos ayuden a ver progresos que nos reporten beneficios y motiven a continuar. Algunos de estos factores a valorar pueden ser: sentirnos mejor con lo que comemos, de forma sana y sin prohibiciones, mejorar las digestiones, mejorar el descanso, poder reconocer y respetar las sensaciones de saciedad, aprender a hacer elecciones de forma sana y respetuosa con nuestras apetencias, sentirnos más ágiles, sentir que la ropa queda más cómoda, etc.

¿Qué conseguimos manteniendo buenos hábitos?

Son muchos los factores que en el proceso de cambio de hábitos reportan bienestar e incluso beneficios para la salud de forma independiente a la pérdida de peso. Es decir, la mejora en la salud no solo se encuentra en la pérdida de peso como se ha promovido durante muchos años desde muchos ámbitos. La mejora en la salud y en la calidad de vida es fruto de adquirir y mantener unos hábitos saludables y sostenibles a largo plazo.

Además, si combinamos este cambio de hábitos con la incorporación de actividad física, el propio ejercicio nos reporta un beneficio para la salud. Por otro lado tendrá un efecto positivo sobre la composición corporal, mucho más importante que el peso por sí solo.

En definitiva, debemos aprender a incorporar otros parámetros de salud al valorar los progresos. Estas nuevas variables pueden acompañar al peso cuando buscamos un cambio de hábitos sostenible en el tiempo.

Encuentra videos de Irene Villalón, coordinadora del área de Nutrición en el canal de YouTube del Centro.

 

irene villalon por qué el peso no es buen indicador del cambio de hábitos

Irene Villalón – Área de Nutrición