REGULACIÓN EMOCIONAL

A menudo, llegan personas a consulta que nos expresan que muchos de los problemas que sienten en su vida diaria se deben a que muestran dificultades para regular sus emociones. La regulación emocional es un proceso clave para nuestro bienestar y puede afectarnos en varios niveles: personal, laboral, social, familiar, etc. Por ejemplo, si una persona recibe una noticia que le hace sentir muy frustrada, puede ser que tenga dificultades a la hora de concentrarse en el trabajo o que responda con una mala contestación a su pareja.

 ¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional es un proceso a través del cual las personas modulamos nuestras emociones y adaptamos nuestro comportamiento con el objetivo de alcanzar diferentes metas, adaptarnos al contexto y/o promover el bienestar a nivel individual y social (Gómez, 2016).

Cada situación que vivimos genera en nosotros una emoción. Estas nos dan información sobre cómo nos afecta la misma a nivel físico y cognitivo. Surgen sin que podamos controlarlas y es por esto que muchas veces mostramos rechazo a ciertas emociones que son más desagradables de sentir. Pero todas ellas son importantes en nuestra vida y cumplen una función. Por este motivo, es muy importante que aceptemos lo que estamos sintiendo, escuchando a nuestro cuerpo y prestando atención a los pensamientos que aparecen. Con aceptación nos referimos a que podamos dejar que la emoción fluya y tenga su lugar, intentando no mostrar resistencia. De esta manera podremos comprender qué función está teniendo y por qué está apareciendo en este momento. Todo esto tiene como objetivo la validación y gestión emocional.

La importancia de aceptar nuestras emociones

Algo que también me parece importante destacar es que todas las emociones son necesarias, útiles y cumplen una función adaptativa en nuestras vidas. Es entendible que no nos guste sentir las emociones conocidas como “negativas” y que prefiramos las “positivas”, pero todas ellas tienen una función y nos sirven para desarrollarnos, por lo que es preferible llamarlas emociones agradables o desagradables. En esta línea, para regular las emociones básicas (alegría, tristeza, asco, sorpresa, enfado/ira, miedo) es importante que las reconozcamos y dejemos que cumplan su función. Por ejemplo, el enfado nos permite defendernos de una situación que no nos gusta o el asco nos ayuda a alejarnos de estímulos que pueden ser perjudiciales para nosotros.

El primer paso para la regulación emocional es tomar conciencia de las emociones que sentimos, identificarlas y nombrarlas. Por ello, es importante que reconozcamos la experiencia emocional que estamos vivenciando a través de la observación y le pongamos nombre. De esta manera, será también más fácil reconocer las emociones que están sintiendo los demás.

Validación y gestión emocional

En la línea de lo comentado anteriormente, es importante que, ante una experiencia emocional, en vez de luchar contra ella e intentar evitarla o eliminarla, podamos reconocerla y entender que puede formar parte de nosotros. Las dificultades pueden aparecer cuando sentimos que la emoción se está expresando de manera desproporcionada y nos dejamos guiar por ella, sintiendo que nos limita y nos controla. En este sentido, es muy interesante poder prestar atención a qué estímulos pueden ser para nosotros los disparadores de determinadas emociones, ya que cuando estos estímulos aparecen, se genera en nosotros unas creencias e interpretaciones de la situación, la cuales favorecen que vayamos experimentando una emoción u otra.

Hay determinadas actividades que pueden ayudarnos a canalizar las emociones. Por este motivo, te animo a que prestes atención y puedas ir construyendo poco a poco un listado de actividades, acciones, prácticas… al que puedas recurrir en caso de necesitarlo. Es importante destacar que no siempre tenemos que regular nuestras emociones, ya que a veces será necesario dejarlas fluir sin intentar modificar nada.

Por último, es importante tener en cuenta que la regulación emocional no tiene como objetivo eliminar o cambiar por completo una emoción, sino que cambie de alguna manera la intensidad o la duración de la misma.

Si sientes que tienes dificultades para llevar a la práctica todo esto y que sueles sentir emociones de manera intensa o duradera y te cuesta regularlas, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. ¡Estaremos encantadas de atenderte!

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