Todo papá y mamá ha encontrado alguna vez dificultades para que su peque acepte las verduras. Para entender por qué sucede este rechazo a las verduras conviene observar las características naturales de los más pequeños. Debemos saber que, de forma innata, los bebés y los niños tienen preferencia por los sabores dulces.
¿De dónde viene el rechazo?
La leche materna es dulzona por su contenido en lactosa. Los alimentos dulces suelen ser más densos energéticamente, y hay una preferencia hacia este sabor para garantizar una densidad energética adecuada para el crecimiento. Por el contrario, las verduras suelen tener sabores más fuertes, amargos inclusos. De forma innata, los bebés y niños tienden a rechazar estos sabores por mera supervivencia. Los sabores amargos se corresponden en la naturaleza con venenos y el rechazo de estos sabores evita poder consumir por error algo que pueda ser venenoso. Además, también los colores oscuros o verdes tienen este efecto. Esto hace que de forma innata haya mayor preferencia hacia unos alimentos con determinados sabores, olores y colores y rechazo hacia otros. Esto es algo que se va perdiendo con el crecimiento y desarrollo. De forma que progresivamente el paladar se hace menos sensibles a estos sabores y se toleran mejor.
¿Dónde reside parte del problema actualmente?
En dos aspectos muy importantes. Por un lado, influye en esta transición natural de la preferencia innata por el dulce hacia una mayor aceptación de otros sabores, la alteración del umbral de los sabores percibidos. Cuando hay una introducción demasiado temprana de sabores dulces muy potentes o incluso salado, el umbral del gusto se altera y hace que esta preferencia por el dulce se acentúe y no se toleren bien otros sabores. Cuesta mucho introducir sabores naturales cuando el paladar del niño se acostumbra desde una edad muy temprana a sabores muy potentes.
Por otro lado, la educación alimentaria, la exposición a alimentos, cómo se ofrecen y cómo se introducen influye mucho en la aceptación de los alimentos. Por ejemplo, en niños que solo toman puré y en los que se retrasa mucho la incorporación de sólidos, será más difícil que no manifiesten ese rechazo a las verduras enteras. Puesto que ni su vista estará acostumbrada a ellos ni su gusto ni paladar estar adaptado a estos sabores y texturas.
Baby Led Weaning
El Baby Led Weaning (BLW) es un método de introducción de la alimentación complementaria (AC) que consiste en la introducción de alimentos enteros (sin triturar) desde el inicio de la AC, en formatos y texturas adecuadas. También puede combinarse el BLW con los purés. En definitiva, el objetivo es que cuanto más temprano se incluyen sólidos en la AC mejor es el aprendizaje, aceptación y tolerancia de estos alimentos por parte del peque. Se familiariza con colores, sabores, olores y texturas que hacen que no haya un salto tan drástico de purés a sólidos en una edad más avanzada.
Este es un tema complicado para muchas familias ya que en muchas ocasiones la falta de información y herramientas adecuadas dificultan una correcta educación alimentaria. Por eso, siempre es recomendable acudir a un profesional de la nutrición especializado en población infantil cuando se tienen dudas. Un profesional es la persona más adecuada para informar sobre cómo afrontar estos momentos, resolver dudas y contar con información veraz.
Irene Villalón – Área de Nutrición
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